sábado, 1 de mayo de 2010

He ahí a tu madre




CONOZCAMOS AL SEÑOR
Y A SU EVANGELIO

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la her­mana de su madre, María, mujer de Cleopás, y Ma­ría Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discí­pulo: « Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella ho­ra el discípulo la acogió en su casa.» (Jn 19, 25-27)
  •  Jesús está viviendo los últimos momentos de su vida pública an­tes de volver al Padre. Está consumando su sacrificio por obedien­cia al Padre y amor a los hombres. Ese sacrificio será fuente de vi­da nueva para la humanidad.
  •  Junto a la cruz de Jesús, María su Compañera y Colaboradora, es­tá como una Nueva Eva junto al Nuevo Adán ofreciendo la sangre del Señor para la redención de la humanidad.
  •  En ese momento sublime se repite algo similar a lo vivido en las Bodas de Caná: Jesús involucra explícitamente a María en su pro­yecto redentor. Ella jugará el papel de Madre y Educadora del nue­vo pueblo que está surgiendo de su costado abierto por la lanza.
  •  En los momentos críticos por los que pasa la Iglesia en su caminar por la historia, María vuelve a ser un referente clave. Ella vuelve a orientar a sus hijos diciéndoles “hagan lo que Él les diga”. Los orienta a la plena fidelidad al Señor.
La Iglesia en el mundo entero y concretamen­te en nuestra Patria está viviendo un momento realmente crítico. Al proceso progresivo de ale­jamiento de Dios o “fuga de la casa paterna”, se suma el desprestigio a los sacerdotes que se ha producido. La Iglesia vuelve a recurrir a María, Madre y Educadora en la fe, para que implore al Espíritu Santo que le regale sabiduría y for­taleza para cruzar este desierto y salir revitaliza­da. La herencia que el Señor nos dejó estando pendiente en la cruz la volvemos a experimen­tar como inapreciable tesoro. Ella nos tranquili­za y nos invita a renovar nuestro seguimiento a Jesús con mayor pureza y fidelidad

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