jueves, 1 de julio de 2010

Reflexión sobre el Boletín


Todos estamos conscientes de que una pastoral bien estructurada en los hospitales es un gran desafío y una verdadera urgencia. Esa pastoral debe involucrar a los capellanes, a los voluntarios, a los funcionarios, a los enfermos y a sus familiares. Sin embargo, a pesar de reconocer la urgencia, estamos conscientes de que es muy difícil implementar una auténtica pastoral que sirva a los funcionarios que prestan sus servicios en hospitales. La razón es muy simple: las diferencias de horarios, la diversidad de los turnos y el exceso de trabajo constituyen un impedimento muchas veces insalvable para estructurar una pastoral coherente. A pesar de eso, nos parece muy importante que los católicos que prestan sus servicios en esos establecimientos tengan un cauce a través del cual puedan reconocerse como hermanos y ser una presencia visible y actuante de la Iglesia en ellos. La Pastoral Hospitalaria ha creado este Boletín que quiere ser una ayuda para implementar una base elemental de pastoral en ese sentido, sin embargo, para que preste una ayuda eficaz, para que los funcionarios católicos muestren un rostro visible de la Iglesia en los hospitales, es preciso utilizarlo de una manera adecuada. Quisiéramos invitarlos a hacer una corta reflexión al respecto.
¿Cuál es el objetivo que busca el Boletín? Pretende ayudar a que los católicos que trabajan en los hospitales se reconozcan mutuamente como hermanos en la fe. Antiguamente eso era innecesario porque era normal que todos fuesen católicos. Actualmente el panorama ha cambiado mucho. Precisamente por eso es necesario cerrar filas y mostrar un rostro común. No podemos dejar de recordar las palabras del Señor que nos dice que cuando dos o más se reúnen en su nombre, él estará en medio de ellos.  Necesitamos hacer consciente la presencia de Jesús en nuestro medio laboral. Su presencia nos da seguridad, nos anima y nos ayuda a vivir en forma más consciente nuestra fe. Eso repercute directamente en nuestro desempeño laboral y en el testimonio del evangelio que corresponde a todo discípulo.
Para que el Boletín cumpla su cometido hay que se aprovecharlo bien. Para lograr este fin, lo primero que recomendamos se refiere al modo cómo se realiza su difusión. Es conveniente que se haga de una manera personalizada, evitando la tentación de una simple repartición por secretaría. Conviene que cada funcionario que lo ha recibido y lo valora, le toque el tema a otro funcionario y lo invite a que pida que también a él le llegue el Boletín. Es una difusión de persona a persona. En segundo lugar, conviene que en el mismo Boletín se vayan entregando temas de reflexión que sean de interés para quienes lo reciban. Eso exige que haya comentarios. Los ecos que se escuchen pueden contribuir determinantemente a su mejoramiento. Por último, es bueno que poco a poco vayan apareciendo noticias que sean de interés común. La vida en los hospitales es muy rica y variada. Hacer llegar noticias al Boletín ayudaría a que nos vayamos conociendo y apoyando mutuamente. Qué hermoso sería que cuando alguno de los funcionarios católicos que trabaja en un hospital esté pasando un momento difícil, todos los demás pudiéramos apoyarlo con la oración. Ayudaría a experimentar a la Iglesia como una gran familia. Eso sería posible sólo si comienza a haber una comunicación de tipo familiar entre todos los que nos reconocemos hermanos en la fe.

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