martes, 31 de mayo de 2011

Ha resucitado


 «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que cree en mí, como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva»  Jn 7 37

·       Jesús ofrece el don de su Espíritu a quienes tengan sed, esto es, a quienes experimenten un auténtico anhelo de Dios. No es un don que se dé como algo mecánico. Es respuesta al anhelo y la apertura del corazón.
·       El don del Espíritu producirá una nueva vida que manará del corazón del creyente que sigue a Cristo como un rio de agua viva.  Así se entiende la verdadera vida cristiana

Una auténtica renovación en la Iglesia sólo es posible en la fuerza del Espíritu Santo, “Señor y Dador de vida”. Cuando la fe se transforma en una verdadera sed de la vida nueva que Jesús da a quienes son de verdad creyentes y discípulos, se recibe al Espíritu como fuente de vida. Cada cierto tiempo en la Iglesia se hace consciente que las normas, formas y ritos que no brotan de ese Espíritu, carecen de sentido. De ahí brota el anhelo de purificación y de renovación que son posibles sólo bajo su acción.

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